“Nola aldatzen diren gauzak, kamarada” (“Como cambian las cosas, camarada”) decía una canción de Hertzainak. En este pueblo también cambian, aunque algunos y algunas sigan inmersos en su campaña de erosión y desinformación, intentando trasladar la imagen de un ayuntamiento que no hace nada; a pesar de ellos y ellas, en urbanismo se ven los primeros rayos de esperanza. Nos llegan a través de un ejemplo que ilustra la ruptura con el anterior modelo neoliberal y nos acerca al Deseo de Vivir en Hondarribia (Hondarribian Bizi Nahi Dugu).
Nos referimos a la promoción privada Montañenea o Mendienea, a cargo del Grupo Eibar. Su recorrido viene de lejos, pero en 2017, coincidiendo con la paralización del PGOU, se frenó su andadura. La falta de gestión y los asuntos judiciales tuvieron la culpa, y así llegamos a mayo de 2023. En puertas de las elecciones, de nuevo y sin que fuera sorpresa para nadie, EAJ-PNV puso la alfombra roja a las promociones urbanísticas privadas, proponiendo un 100% de viviendas privadas (cuarenta y tres) en Montañenea, recibiendo el ayuntamiento 3.033.553 euros en concepto de compensación, con la idea de hacer más adelante viviendas públicas. Sin embargo, en los últimos años, de este aprovechamiento no se ha destinado ni un solo euro a VPO. Además, se establecía la edificabilidad mínima que posibilita la ley, que va contra los criterios de sostenibilidad, especialmente en nuestro pueblo tan escaso de suelo, y también dificulta la oferta de servicios públicos de calidad. La gente que quiere vivienda pública estaba, de nuevo, condenada a la esperanza.
Y ahora, un año y medio después, el gobierno municipal del que forma parte Abotsanitz, tras largos meses de negociación con el Grupo Eibar, llega a un acuerdo que constituye realmente una grata noticia:
El gobierno de Abotsanitz ha conseguido -en el espacio rechazado por EAJ-PNV y con la misma ley y la misma promoción- aproximadamente veinticinco viviendas públicas en Montañenea, y también una prestación de 5.136.426,99 euros. Asimismo, hemos conseguido mantener el precio de compra original, interviniendo en el mercado y beneficiando a decenas de familias hondarribiarras.
Y para ello nos hemos servido de nuestra cordura revolucionaria: aplicar estrictamente la ley en aras de un modelo de urbanismo hacedero y sostenible.
Además, esas viviendas públicas deberán entregarse antes o a la vez que las privadas. Para más inri, esas casas se administrarán desde el futuro Departamento de Vivienda municipal, dando prioridad a las personas nacidas y/o vecinas de Hondarribia.
Este gobierno municipal, que en palabras de la oposición no hace nada, prosigue tenaz en el trabajo silencioso de la cocina. Subrayamos que no hemos descubierto nada nuevo: la misma ley, el mismo promotor, el mismo espacio, las mismas reglas de juego. Lo cual evidencia y contrapone las diferentes voluntades políticas.
En este corto espacio de año y medio hemos hecho aflorar los dos modelos de gobernar. El anterior, jeltzale, pensado para los ricos y basado en el pelotazo urbanístico. Y el actual, que busca la construcción de viviendas populares y protegidas. Que cada cual saque sus conclusiones.
En esto anda el NUEVO GOBIERNO MUNICIPAL, inclinando la balanza a favor del pueblo. Porque queremos defender lo que apreciamos. La oposición, seguro, va a decir que se trata de cosas que nos han heredado o que hemos entregado pocas viviendas públicas, etc. Lo aseguramos: nosotras y nosotros vamos a seguir trabajando por el bien común. Como dice Idoia Asurmendi en su canción: “para que no vuelvan a decir que no está en manos de todos” (“berriz esan ez dezaten ez dagoela denon eskuetan”).
En Hondarribia, a 21 de febrero de 2025